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Pentecostés y Día del Seminario en Mérida: Institución de tres seminaristas en los ministerios del lectorado y acolitado

por Redacción web

El pasado 8 de junio, en la Catedral Basílica de la Inmaculada Concepción, Monseñor Helizandro Terán Bermúdez, arzobispo metropolitano de Mérida, presidió la celebración de la Solemnidad de Pentecostés y el Día del Seminario.

Acompañaron al arzobispo los presbíteros José Gregorio Méndez, párroco de la Catedral; Ramón Paredes, rector del Seminario San Buenaventura; Emerson Mora, vicerrector académico del Seminario; además de varios sacerdotes del clero merideño y seminaristas.

Durante la Eucaristía, el arzobispo instituyó los ministerios del lectorado y el acolitado, los cuales suelen recibir los seminaristas como preparación para las órdenes sagradas dentro de su formación sacerdotal.

El rito comenzó con la presentación de los aspirantes por parte del rector del Seminario, quien los llamó por sus nombres: César Alí Paredes González, de la Parroquia Basílica de Santa Lucía de Timotes, para el ministerio del lectorado y a Leonardo José Guerrero Rojas, de la Parroquia San Miguel Febres Cordero de Ejido y Geferson Alfonso Josa Molina, de la Parroquia Santiago Apóstol de La Punta, para el ministerio del acolitado.

Posteriormente, el rector del Seminario realizó la petición formal para que fueran admitidos en estos ministerios, lo cual fue aceptado por el arzobispo, quien pidió a los presentes expresar su alegría con un fuerte aplauso.

La institución del lectorado se llevó a cabo con la bendición y la entrega del libro de la Sagrada Escritura. A su vez, los acólitos recibieron la bendición y las vestiduras propias de su ministerio, impuestas por sus padres. También recibieron el cáliz, el vino y el pan destinados a la consagración. Finalmente, el arzobispo los declaró acólitos de la Santa Madre Iglesia.

En su homilía, Monseñor Helizandro habló sobre la Solemnidad de Pentecostés, destacando que el Espíritu del Padre y del Hijo plenifica no solo los corazones de María y los apóstoles en el cenáculo, sino también el corazón de cada fiel. Como lo expresa el apóstol Juan: «El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado».

El arzobispo resaltó que el Espíritu Santo es el gran regalo de Cristo en su Pascua, pues actúa tanto en la vida de la Iglesia como en cada persona.

Dirigiéndose a los seminaristas, les instó a convertir sus vidas en un propósito de entrega a la voluntad del Señor y a tomar conciencia de la necesidad de formarse para servir al pueblo de Dios en la iglesia merideña.

A César Paredes, quien recibió el ministerio del lectorado, le recordó que su misión como dispensador de la Palabra de Dios no debe convertirse en un ejercicio vacío, sino en un compromiso arraigado en su vida.

A los nuevos acólitos les explicó que su ministerio implica convertirse en una ofrenda viva para Dios en Cristo. La fecundidad de este servicio dependerá de su capacidad para contemplar de cerca el misterio que se hace sacramento, la Palabra que se hace carne como alimento de vida y el culto público del pueblo sacerdotal como oblación perfecta.

Con gran alegría, la Arquidiócesis de Mérida celebró la Solemnidad de Pentecostés, el Día del Seminario y la institución de un lector y dos acólitos que continuarán su formación como futuros sacerdotes al servicio pastoral de los merideños./Prensa Arquidiócesis de Mérida

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