La organización Human Rights Watch documenta los abusos perpetrados contra los 252 migrantes que Trump envió a El Salvador y que después fueron excarcelados y devueltos a Caracas
Las fotos de la dentadura de Luis sin una de sus piezas delanteras y la de la nariz de Daniel con el tabique visiblemente desviado son parte de las evidencias recogidas en el informe Llegaron al infierno, de Human Rights Watch, que se ha hecho público este miércoles. El documento revela la tortura y otros abusos contra venezolanos en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot)de El Salvador, la mega cárcel de Nayib Bukele. También están las imágenes las cicatrices redondas en la mano de Mateo y en el pecho de Carlos, quienes recibieron disparos con perdigones de goma a corta distancia mientras estuvieron detenidos en celdas de esta prisión.
Perfecto ✅ Aquí tienes una nota de prensa elaborada con base en la información y testimonios más relevantes del reportaje de CNN en Español, manteniendo párrafos textuales de las declaraciones de los detenidos y respetando el formato periodístico:
Cuarenta migrantes venezolanos denunciaron haber sido golpeados, humillados y torturadosmientras estuvieron detenidos en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), la prisión de máxima seguridad de El Salvador. Los testimonios, recopilados por Human Rights Watch (HRW) y Cristosal, describen un patrón de abusos físicos, sexuales y psicológicos que las organizaciones califican como trato cruel e inhumano.
Los venezolanos forman parte de un grupo de 252 personas deportadas entre marzo y abril por el Gobierno del entonces presidente estadounidense Donald Trump, como parte de un acuerdo bilateral con El Salvador.
“Llegamos al infierno”
“Desde que me bajaron del avión empezó la pesadilla”, relató Gonzalo, un joven de 26 años del estado Zulia. “Un guardia me golpeó en la nuca con un bastón al bajar del avión. El director de la prisión nos dijo: ‘Llegaron al infierno’”, contó el joven en el informe de HRW.
Otro detenido, identificado como Tirso Z., afirmó que las golpizas eran constantes, especialmente durante las requisas diarias y tras la visita de funcionarios estadounidenses.
“Nos sacaban de la celda a todos, nos colocaban en posición de requisa, arrodillados, esposados de manos a la espalda y con los brazos en la cabeza, y nos golpeaban con bastones, patadas y puños. Luego nos dejaban arrodillados durante 30 o 40 minutos”, dijo Tirso.
Abusos sexuales y tortura psicológica
Tres de los venezolanos denunciaron violencia sexual por parte de los guardias, según el informe. Además, la mayoría aseguró que eran víctimas de humillaciones constantes, escuchando frases como “nunca saldrán con vida” o “sus familias los abandonaron”.
Uno de ellos, Nelson, contó que la presión psicológica lo llevó al borde del suicidio:
“Caí en depresión. Quería suicidarme porque pensaba que, muerto, iba a estar mejor. Al final, lo único que me daba fuerzas es Dios, y mi familia, mi esposa, mi hija y mi madre”, narró.
“Nos dispararon con balas de goma”
Otros detenidos, como Jerce Reyes, José Mora y Rafael Martínez, relataron que eran golpeados por desobedecer órdenes o por motivos arbitrarios. Martínez dijo que un grupo de ocho guardias lo golpeó hasta fracturarle el brazo por asomarse entre los barrotes.
“Los guardias nos torturaron física y psicológicamente”, afirmó Mora.
El mismo detenido explicó que, cuando decidieron protestar para exigir derechos básicos como comunicarse con sus familias, fueron reprimidos con violencia.
“Cuando protestamos, nos dispararon a quemarropa con balas de goma, directamente dentro de la celda. Éramos como gallinas o ratas encerradas… y nos dispararon con balas de goma”, denunció.
Acusados sin pruebas
El informe de HRW y Cristosal señala que el Gobierno de Trump acusó a los venezolanos de pertenecer al Tren de Aragua, sin presentar evidencias. De acuerdo con los investigadores, la mitad de los deportados no tenía condenas penales y solo el 3 % había sido condenado por delitos violentos.
Aun así, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS) defendió la decisión, afirmando en un comunicado que los deportados eran “terroristas del Tren de Aragua y de la MS-13”.
El regreso a Venezuela
Cuatro meses después, el Gobierno de Nayib Bukele devolvió a los venezolanos a su país como parte de un acuerdo de intercambio de prisioneros entre Estados Unidos y Venezuela.
“Dios me dio otra oportunidad. Hay que aprovecharla y seguir adelante”, dijo Rafael Martínez a CNN al llegar a Caracas, donde muchos de los repatriados fueron sometidos a controles médicos y migratorios antes de reencontrarse con sus familias.
Human Rights Watch y Cristosal reiteraron su llamado a los gobiernos de Estados Unidos y El Salvador para que investiguen las denuncias de tortura y abusos en el Cecot, considerado por las organizaciones como un símbolo de la represión y el trato inhumano hacia migrantes y prisioneros.