Caracas, 6 abr (EFE).- En una tienda en Venezuela, un cable para cargar un celular cuesta 25 dólares, pero si se paga con bolívares, 32. Del mismo modo, en otro local, un pantalón ‘jean’ lo venden en 25 dólares… o 28. No se trata de ofertas o una competencia entre comerciantes, sino de una dinámica en la que el valor del dinero depende de la tasa o la moneda que se use en las transacciones.
En Venezuela, el bolívar es la moneda oficial; sin embargo, el dólar e incluso el euro han ganado terreno como referencia para establecer los precios de artículos, servicios y hasta trámites, una práctica que quedó en el país por el período hiperinflacionario que vivió entre 2017 y 2021.
El dólar, que prevalece como indicador de precios, tiene dos cotizaciones: la oficial y la paralela, entre las cuales existe una brecha que convierte la realidad de los venezolanos en un perder o ganar.
Y es que aunque las autoridades instan a usar el tipo de cambio oficial, que cerró el viernes en 72,18 bolívares, la diferencia entre este y el paralelo, que alcanzó los 97,40 bolívares, hace que desayunos, alimentos, productos electrónicos, ropa y otros tantos artículos tengan dos precios, según la moneda o la tasa que rija la transacción.
Esta brecha cambiaria, hoy de 25,22 bolívares, «hace mucho ruido» tanto a comerciantes como a consumidores y «genera distorsiones en todos lados», dijo a EFE el economista sénior de la firma Ecoanalítica Jesús Palacios.
El también profesor universitario señaló que, ante este panorama, los negocios empiezan a tener «una estrategia de precios imperfecta», mientras que los consumidores, «probablemente (en) muchos» de los casos, cobran sus salarios a tasa oficial, difundida por el Banco Central de Venezuela (BCV).
Entre lo oficial y lo paralelo
Por ejemplo, en una tienda de peluches ubicada en un concurrido bulevar de Caracas, Honey Corro, vendedora del lugar, dijo a EFE que recibía el dólar a 85 bolívares el viernes, ya que donde compran la mercancía se les «exige (pagar) mayormente la tasa al paralelo».