Prensa Arquidiócesis de Mérida / Fotos: Euro Lobo
(13-04-2025) El Domingo de Ramos es un día que nos recuerda la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén para consumar su misterio pascual.
Monseñor Helizandro Terán, junto a los sacerdotes José Gregorio Méndez, párroco de Catedral, y Leonardo Angulo, vicario parroquial, iniciaron la festividad en la Capilla del Carmen con la bendición de los ramos y, posteriormente, encabezaron la procesión hasta la Catedral.
En la homilía, el Arzobispo expresó que la lectura de la pasión del Señor no es nada ingenua y que tiene una consecuencia muy grande para nuestra vida «porque el verdadero seguidor de Jesús es aquel que se convierte en su discípulo».
También hizo referencia a la palma bendita, que es un sacramental tan importante en la ceremonia litúrgica de este domingo: «No olvidemos que es un símbolo de la fe que profesamos en Cristo Jesús».
«La palma no es para espantar espíritus, ni para hacer contras, tampoco para estar pidiendo milagros porque la palma bendita no hace milagros; sino que es un recuerdo permanente de nuestra fe, incorruptible en Cristo Jesús, es un signo de estar dispuestos a dar la vida por la fe», recordó el arzobispo.
«La palma no salva, salva nuestra fe (…) Cuando tengamos dificultades o problemas, que esa palma bendita nos recuerde que no estamos solos, que sintamos que Cristo es nuestra roca, nuestra fortaleza y nuestro bastión», dijo.
Con el Domingo de Ramos comienza la Semana Santa, días que nos invitan a vivir juntos a Cristo su Pasión, Muerte y Resurrección.
Finalmente, Monseñor Helizandro Terán invitó para este Lunes Santo, a las 8 de la mañana, frente al Palacio Arzobispal, a todo el pueblo católico merideño a ser parte de la conmemoración de los 40 años del viacrucis de montaña y de la visita del Papa Juan Pablo II a nuestra ciudad.