El despliegue pareció ser una demostración de fuerza, mientras el presidente afirma mantener la esperanza de que Teherán acepte cerrar voluntariamente su programa nuclear.
Varios bombarderos furtivos B-2 Spirit, desplegados desde una base de la Fuerza Aérea en Misuri, volaron hacia el oeste sobre el océano Pacífico el sábado, según un funcionario estadounidense, en una probable demostración de fuerza hacia Irán mientras el presidente Donald Trump contempla el uso de la fuerza militar para atacar una instalación nuclear clave en ese país.
El destino probable de las aeronaves es la Base Aérea Andersen en Guam o una instalación militar en la isla de Diego García, en el océano Índico, dijo el funcionario, que habló bajo condición de anonimato debido a la sensibilidad del asunto. Ambas bases han albergado bombarderos estratégicos, incluidos los B-2 y B-52, en los últimos meses.
El B-2, con su distintiva forma de ala de murciélago, es el único avión en el mundo capaz de emplear la bomba perforadora de búnkeres de 30,000 libras llamada Massive Ordnance Penetrator (MOP). La MOP fue diseñada específicamente para ataques contra objetivos enterrados a gran profundidad.
La instalación de enriquecimiento nuclear de Fordow, en Irán, es el foco de las reflexiones de Trump. Fue construida a unos cientos de pies bajo una montaña cerca de la ciudad sagrada de Qom, lo que la convierte en uno de los sitios nucleares más fuertemente fortificados de Irán.
La administración Trump ha sostenido durante mucho tiempo que Fordow, originalmente construida en secreto, representa una amenaza significativa debido a su capacidad de enriquecer uranio en un entorno protegido contra ataques aéreos convencionales.
La reciente actividad de los B-2 se produce en medio de un contexto de creciente tensión entre Washington y Teherán, tras la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear de 2015 y la reimposición de sanciones económicas por parte de Trump. Aunque el presidente ha declarado públicamente que preferiría una solución diplomática, ha intensificado la presión militar como una forma de obligar al régimen iraní a ceder.
“El presidente aún mantiene la esperanza de que Irán elija cerrar su programa nuclear por voluntad propia”, dijo el funcionario. “Pero también quiere que sepan que todas las opciones siguen sobre la mesa”.
Los B-2 son capaces de volar largas distancias sin ser detectados por los radares enemigos, lo que los convierte en una herramienta ideal para llevar a cabo ataques sorpresa de precisión. Su presencia en la región podría servir tanto como advertencia como preparación para una posible acción militar directa./The Washington Post