
El jubileo se celebró en un clima de fervor, gratitud y renovación espiritual. Uno de los mensajes más significativos del Nuncio fue el llamado a construir una mejor sociedad desde el amor y la esperanza. “En un mundo herido, estamos llamados a ser signos vivos de la esperanza cristiana”, dijo
Prensa Arquidiócesis de Mérida
(16-06-2025) En una solemne eucaristía presidida por el Nuncio Apostólico en Venezuela, Su Excelencia Monseñor Alberto Ortega Martín, representante del Papa León XIV en el país, celebró junto al clero merideño el Jubileo Sacerdotal en la Arquidiócesis de Mérida.

La jornada jubilar comenzó en horas de la mañana con una peregrinación desde la Capilla del Carmen hasta la Catedral Basílica Menor Inmaculada Concepción, templo jubilar.
Durante el recorrido, los sacerdotes participantes, acompañados de fieles laicos, seminaristas y religiosas, elevaron sus oraciones y reflexiones en espíritu de penitencia y acción de gracias, enmarcados en la exhortación al Jubileo Sacerdotal.

Este gesto simbólico representó el camino espiritual del ministerio presbiteral: en comunión, en humildad y en fidelidad a la misión encomendada.
A su llegada a la Catedral, se dio inicio a la Sagrada Eucaristía, concelebrada por Monseñor Helizandro Terán, arzobispo metropolitano de Mérida; el reverendo Padre Alexander Rivera, obispo electo de la Diócesis de San Carlos y sacerdotes del clero local.

El templo estuvo colmado por representantes de movimientos y laicos, que se unieron a esta celebración de gracia.
En su homilía, Monseñor Ortega Martín expresó palabras de aliento y cercanía a los sacerdotes, destacando la centralidad de la Eucaristía en la vida del presbítero y la necesidad de cultivar una espiritualidad profunda, sencilla y disponible.
Monseñor Alberto Ortega Martín destacó que este Jubileo sacerdotal es un momento de gracia tanto para los presbíteros como para todo el Pueblo de Dios.
Como representante del Santo Padre, hizo extensivas sus palabras al pueblo merideño: «Traigo un saludo fraterno de parte de Su Santidad el Papa León XIV, y también el recuerdo agradecido del querido Papa Francisco, de quien aprendimos a ser una Iglesia en salida, a caminar juntos y a vivir el estilo de Dios: cercanía, ternura y compasión”.
El Nuncio subrayó además la alegría que representa para Venezuela el reciente anuncio de la canonización de José Gregorio Hernández y la Madre Carmen Rendiles, presentándolos como modelos de esperanza y santidad en la vida cotidiana.
“Ellos nos muestran un camino concreto: vivir la santidad en medio del mundo, con alegría, sencillez y entrega”, afirmó.
Recordando el espíritu del Año Santo, indicó que este Jubileo ha sido convocado por el Papa Francisco como un tiempo marcado por la esperanza, no una esperanza superficial, sino aquella que “no defrauda, porque está enraizada en el amor de Dios, derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo”.
“Qué importante es caer en cuenta de que somos profundamente amados por Dios”, insistió Monseñor Ortega, al invitar a los sacerdotes a renovar su mirada sobre la Iglesia y sobre su ministerio: “El Papa Francisco nos invitó a mirar la Iglesia con ojos de amor, con ojos enamorados de Dios. Esa mirada amorosa es la que define nuestra vida sacerdotal”.
Finalmente, exhortó a todos a ser testigos de esperanza, a no dejarse vencer por la rutina ni la indiferencia, sino a vivir una fe activa, portadora del amor y la compasión de Dios. “En un mundo herido, estamos llamados a ser signos vivos de la esperanza cristiana”, dijo.
La misa culminó con la bendición apostólica impartida por el Nuncio, extendida también a los fieles que participaron a través de los medios digitales y redes sociales.
Este evento jubilar se inserta dentro de las celebraciones que animan a los pastores a redescubrir la belleza de su vocación y la urgencia de una vida apostólica coherente, orante y cercana al pueblo.
El Jubileo, como lo señalaba el Papa Francisco, “es un tiempo de gracia que debe tocar el corazón de cada discípulo de Cristo”, finalizó diciendo el Nuncio Apostólico de Venezuela./Arquidiócesis de Mérida