Conocido como el “cura de la calle”, Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, es uno de los nombres que más suena como posible sucesor del Papa Francisco. Su historia, profundamente ligada al Evangelio vivido entre los más pobres, lo ha convertido en una de las figuras más queridas y respetadas de la Iglesia actual.
Zuppi, de 69 años, nació en Roma y creció en una familia de fuerte tradición eclesial. Fue en su juventud cuando conoció a Andrea Riccardi y se unió a la Comunidad de Sant’Egidio, dedicándose desde entonces a trabajar con los más vulnerables: pobres, migrantes, drogodependientes, ancianos y presos. Su estilo pastoral se caracteriza por la sencillez y la cercanía: al ser nombrado arzobispo de Bolonia en 2015, eligió no vivir en el palacio episcopal sino con sacerdotes ancianos, y se desplaza diariamente en bicicleta por la ciudad.
Ordenado sacerdote en 1981, fue párroco durante años en Santa María in Trastevere, corazón de Sant’Egidio, y allí desarrolló también su rol como mediador de paz. Jugó un papel clave en las negociaciones que pusieron fin a la guerra civil en Mozambique (1992), y participó en otros procesos en Guatemala y Burundi.
En 2023, el Papa Francisco lo designó como su enviado especial para la paz en Ucrania, misión que lo llevó a Kiev, Moscú, Washington y Pekín. Aunque el conflicto sigue, logró abrir canales de diálogo humanitario y facilitar el regreso de niños ucranianos deportados.
Zuppi fue creado cardenal en 2019 y nombrado presidente del episcopado italiano en 2022, encabezando una Iglesia “en salida”, que —según sus palabras— “camina por la calle, habla con todos y expresa el amor, la única lengua que todos entienden”.
Su perfil pastoral, su experiencia diplomática y su compromiso con los últimos lo convierten en uno de los candidatos más fuertes para liderar la Iglesia en el próximo cónclave./Roma.it