Mérida, 10 de marzo de 2025.- María Natalí Bonilla Quintero, nacida el 10 de marzo de 1924 en Mucumpís, municipio Justo Briceño del estado Mérida, celebra este año su cumpleaños número 101. A lo largo de su vida ha permanecido en su tierra natal, donde ha construido una extensa familia.
Una familia numerosa y llena de recuerdos
Junto a su esposo, Teófilo Bonilla, un agricultor del pueblo, María tuvo ocho hijos, seis mujeres y dos hombres. Con el tiempo, su familia creció hasta alcanzar aproximadamente 45 nietos, 70 bisnietos y entre 25 y 30 tataranietos, aunque la cifra exacta es incierta debido a la migración de muchos de sus descendientes.
A pesar de su avanzada edad, conserva una memoria clara, especialmente de los nombres de sus hijos y los nietos con quienes mantiene contacto frecuente.
Salud, devoción y amor por la tradición
Según relataron sus familiares a El Pitazo, María Bonilla goza de buena salud y mantiene un gran ánimo cada día. Aunque usa silla de ruedas debido a dificultades para caminar, sigue disfrutando de compartir con sus seres queridos, de los alimentos preparados en estufa de leña y, sobre todo, de rezar por su familia.
Su fe en Dios ha sido una constante en su vida. Reza varias veces al día por sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos, incluso por aquellos a quienes no conoce personalmente.
El miche andino: su secreto para la longevidad
Uno de sus familiares reveló que María Bonilla aún disfruta del miche andino, un licor tradicional de Los Andes venezolanos hecho a base de caña fermentada. La cumpleañera asegura que desde los ocho años ha consumido esta bebida, aliñada con plantas como eneldo, manzanilla, canela, menta, hinojo y guayabita, las cuales se utilizan en la región para tratar diversas dolencias.
Para ella, el consumo de este licor ha sido un factor clave en su longevidad.
Una vida en el campo y el amor por la música
María Bonilla dedicó su vida al hogar y también ayudó a su esposo en las labores agrícolas. Hasta hace pocos años, realizaba sus quehaceres diarios sin dificultad, pero el paso del tiempo y el frío han hecho que dependa más del apoyo de sus hijas.
A pesar de ello, mantiene su entusiasmo y disfruta escuchar música campesina mientras la familia limpia su hogar.
Aunque no se tiene certeza de si es la mujer más longeva de los Andes, su familia se siente afortunada de ser testigo de su historia y celebrar junto a ella más de un siglo de vida.
Fuente: El Pitazo