Tras más de dos décadas dedicadas al ciclismo, el merideño de Santa Cruz de Mora, Eduin Becerra, alcanzó la gloria al consagrarse campeón de la 60ª edición de la Vuelta al Táchira. Con un tiempo total de 29 horas, 11 minutos y 8 segundos, Becerra cerró un ciclo deportivo cargado de sacrificios, luchas y perseverancia, logrando un título que lo eleva al olimpo de los campeones del Giro Andino.
El desenlace del circuito final, celebrado en el velódromo “J.J. Mora” de Pueblo Nuevo, fue la culminación de un esfuerzo titánico. Becerra, quien asumió el liderato en la etapa de La Grita, defendió la camiseta amarilla hasta el último pedalazo, demostrando que la experiencia y la determinación son claves para alcanzar la victoria.
El ganador de la octava y última etapa fue el colombiano Brandon Rojas, con un tiempo de 2 horas, 42 minutos y 35 segundos. Otros protagonistas del giro fueron Ángel Rivas, campeón de la montaña; Edwin Torres, ganador de los sprints; Camilo Gómez, mejor sub-23; y Edgar Pinzón, premiado como el corredor más joven.
Una historia de lucha y perseverancia
Nacido hace 40 años en Santa Cruz de Mora, tierra de ciclistas y cafetales, Becerra creció con un espíritu combativo forjado entre el trabajo duro y la pasión por la bicicleta. Durante su carrera, enfrentó numerosos obstáculos: compañeros mejor ubicados, técnicos con otras preferencias y oportunidades que parecían esfumarse con los años. Sin embargo, su carácter inquebrantable y paciencia lo llevaron a alcanzar este triunfo histórico cuando muchos lo creían improbable.
Campeón en las bodas de diamante
Eduin Becerra se consagra como campeón en la edición de las bodas de diamante de la Vuelta al Táchira, un logro que quedará grabado en la memoria del ciclismo venezolano. Su victoria no solo representa un título, sino también el reconocimiento a una carrera ejemplar llena de sacrificios, alegrías y aprendizajes que inspirarán a nuevas generaciones.
Con este triunfo, Becerra escribe un capítulo dorado en la historia del deporte venezolano y regresa a su apacible Santa Cruz de Mora como un verdadero ídolo.